15 de octubre de 2013

Somos Zapping: Santos con trabuco (14/10/2013)


Criaturitas. Peleando por su aire, por su sitio, por su culo, por sus tripas. Qué importará la verdad con el estómago acostumbrado y la gorra en la mano. Criaturitas. Defendiendo su derecho a chupar del bote, su sitio en el pilón, como palomos viejos. A ver qué tendrán que decir la ley y la justicia (burguesas, corruptas), en esa pelea eterna que tienen ellos, no por defender al trabajador, que no les importa, sino sus propios intereses; no contra el dinero, que desean tanto como los capitalistas, sino contra el hecho de no ser ellos los que lo manejan y reparten. Sindicalistas acusados de tráfico de influencias, malversación, falsedad y delito fiscal, jaleados como Messi. Insultos a la jueza que trata de hacer cumplir las leyes. Comparaciones con el franquismo, porque no puede ser otra cosa que franquismo atreverse a someter su agreste voluntad al derecho. Hubo criaturitas que recibieron dinero, paguita, prejubilaciones... ¿Arbitrariamente? ¿Mediante un uso fraudulento del dinero público? Qué más dará… Su furia no es de hambre, sino de engreimiento. Y los apoyan sus jefes y hasta el vicepresidente Valderas. “No terminó con nosotros la dictadura y no van a terminar tampoco actuaciones mediáticas”, decía en Canal Sur Francisco Carbonero, justo después del vídeo de la Guardia Civil con los perros sacando fajos de billetes. Sí, hemos vuelto a rodar por todas las televisiones, la Andalucía que vitorea a sus bandoleros que dejan monedas y vinazo, como romerías de santos con trabuco. Pasa también en otros sitios. Pero aquí con más fiesta, más tradición, más saliva y más orgullo.


Sindicalismo sin ira. El sindicalismo con olor a neumático quemado y ruido de polluelos piando montaba su escrache en los juzgados de Sevilla, pero para los informativos de Canal Sur los insultos a Alaya no existieron o se diluyeron en una canción de Jarcha. Cuando Salvador Mera, Secretario General de UGT Cádiz, entraba en los juzgados, Bárbara Ruiz informaba que “los afiliados a los sindicatos lo han apoyado gritando ‘libertad, libertad’”. Al día siguiente, en el informativo de la mañana, volvió a oírse el mismo coro, esta vez cuando el sindicalista salía. No se escuchó otra cosa en La Nuestra. La música de siempre, en realidad.


Joyas y cojetadas. Pueden imaginarse las tertulias de Canal Sur con estos zafarranchos de la actualidad y el disimulo. Dejo aquí algunas joyitas y cojetadas. Antonio Yélamo hablando de la “leyenda urbana” de los fondos de formación, o recalcando que “ninguno de ellos [los detenidos] se ha podido demostrar que se apropiara de un solo euro público” (no malversar para uno, sino para tu sindicato, no es tan malo). Casi lo mismo decía Juan Manuel Marqués sobre el caso ERE y los políticos: “No han podido demostrar el enriquecimiento personal de ninguno de ellos, a excepción de Guerrero” (otra cosa son los beneficios para el partido o los amigotes). También ironizaba con que habría que alquilar el salón del Ritz en el que estuvo Susana Díaz para que cupieran todos los que supuestamente conspiraron en la trama (o el Palacio de San Telmo, diría yo). Para Pilar Gómez, “hay un afán muy importante por denostar la función de los sindicatos, por retroceder en derechos” (el reconocido derecho de llevárselo calentito, debe de ser). Y Diego Suárez: “Cuanto más tiempo pase con la investigación abierta parece que esa causa general que denuncian los sindicatos se va a seguir manteniendo”. Y Paco Lobatón: “Me parece que hay que ser muy ingenuo para pensar que es pura casualidad (…). En la agenda de la jueza siempre hay coincidencia con algunos hechos”. Ya para Javier Aroca, necesitaríamos un libro. Por cierto, ¿quién sale más en Canal Sur? ¿Juan y Medio o Javier Aroca? Habría que echar las cuentas.


Sandokán. Casi peor que las sentencias del caso Malaya, es que a las televisiones les dé por matarnos de vergüenza ajena con especiales sobre Sandokán, ese personaje de José Mota, mezcla de Gil, vieja del visillo, Mocito Feliz y Lopera. Lo hicieron en Nitro y la risa no compensaba el asco y la tristeza.

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