30 de julio de 2013

Somos Zapping: Un suicida y un escaparate (29/07/2013)


Presidente con nitroglicerina. Con cara de moneda caída, Griñán anunciaba su marcha y aún pretendía convertir la huida en proeza, regalo, amanecer. El “nuevo tiempo” que traerán los cachorros del viejo, criados y entrenados en las artes que han hecho del socialismo andaluz esa exitosa máquina de fracaso. Pero nada va a cambiar. Sonreí cuando Canal Sur puso Arrayán después de la declaración de Griñán, como haciendo cínicamente la lazada de la eternidad con la política, la sociedad, la conformidad, la contumacia andaluzas. En las noticias, Canal Sur rotulaba: “Griñán explica los motivos de su marcha”. ¿Los explicó? Oscuras razones políticas y personales, determinantes pero no lo suficiente para renunciar del todo: mantendrá sus cargos en el PSOE y buscará no perder el aforamiento. Fue hilarante la explicación de Miguel Ángel Heredia, coordinador de la Interparlamentaria socialista: “Cualquier decisión del presidente siempre se basa en el interés general y en defender a Andalucía y los intereses de los andaluces y andaluzas”. Diego Valderas admitió que “los ERE han influido” aunque “han pesado más otros motivos”. No parecía preocuparle al vicepresidente que su socio se vaya acosado por la corrupción. Ya ha superado esa ingenua etapa de la vergüenza. Y esas prisas, esa urgencia casi intestinal de Griñán por quitarse de en medio, esa súbita necesidad de “renovación”, como hubiese visto su propio retrato de Dorian Gray. Se va, dijo, “para garantizar la estabilidad”, porque “es lo mejor para agotar la legislatura”. ¿Qué clase de inestabilidad aportaba el presidente, como un tarrito de nitroglicerina? Pues los ERE y su pronta imputación. No hay más. Griñán quiere librar al gobierno de la Junta de esa mancha, pero el PSOE andaluz oficial, incluida Susana Díaz, ha apoyado y defendido los argumentos a favor de la legalidad del fondo de reptiles que ha desmontando Alaya. Han sido, de alguna manera, cómplices, consentidores, justificadores u ocultadores de ese mecanismo que la jueza afirma que es ilegal. Un partido que ha tragado con eso no se lava con un suicida y un nuevo escaparate. O el enjuague se lo da la Justicia, o nada cambiará. Nunca han necesitado cambiar.


Gobierno y palanganeo. Susana Díaz será presidenta sin oler siquiera las urnas (otra más), y más rápido de lo que tardó en terminar Derecho. Toda una proeza. Andalucía pasa de mano en mano como una joya de la tatarabuela. Iba a decir como un reino, pero los reyes requieren legitimidad de sangre o épica. Esto es más como la URSS. “Griñán se va, llega Susana”, titulaba Canal Sur. Susana Díaz es hábil en el palanganeo de partido, pero gobernar es o debería ser otra cosa. A menos, claro, que su concepto de gobernar sea ese mismo palanganeo, que es lo que ha hecho aquí el PSOE toda la vida. En Canal Sur, haciéndole la biografía (una biografía orgánica y cojinera, en la que iba pasando de una silla de verbena municipal a un sillonazo de diputada y así), Rocío Buitrago decía que “sobre todo ejemplifica a la perfección el relevo generacional pilotado por José Antonio Griñán”. Gran piloto Griñán, que deja los mandos a una generación aún con menos valía que la anterior, confiado en que la inercia siga llevando al PSOE a su destino. La inercia de una presidenta a la que le baste decir que lo importante no es tanto ella, sino que la presidencia tenga “rostro y mirada de mujer”. Pues podían haber escogido igual a Paz Padilla, entonces. El otro día, me quedé pillado con un discurso. Hablaba de “luchar juntos por lo que uno cree”, de que “con pasión todo es posible”. Esas cosas vacías e intercambiables de Susana Díaz. Pero no era ella. Era el anuncio del Betis. Eso es lo que hace Díaz en sus discursos: anuncios del Betis. Se inaugura una especie de loperismo en la Junta. La que nos queda…


Morbo. ¿Decir algo sobre el accidente de Santiago? Que el dolor evidente no es una noticia ni aporta más que morbo. Aquí, desde el programa de los viejitos hasta Andalucía directo removieron hierros con sangre y con lágrimas. Lo hicieron todos. Como siempre.

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