29 de mayo de 2013

Ouroboros: Oligarquías (28/05/2013)

Da la impresión de que todo acaba o comienza, pero es el mareo de dar tantas vueltas. El 15M, con las chanclas de la democracia o sólo del chiringuito, empezó una protesta o un reventón y luego fue usado por los partidos del sistema o del antisistema, que tienen la misma hambre. Parecía nuevo como una novia, pero no lo era tanto. Y la crisis, la puta crisis, nos decían que venía del skyline de Manhattan, que son los puñales del dinero contra el mismo Dios. La codicia de los brokers como ascensoristas ambiciosos, el capitalismo ahíto de sangre y champán, la desregulación de la banca americana que ya no trabajaba con oro ni moneda, sino con apuestas contra el mismo dinero o el futuro… Menos nos hablaban aquí de la casta política que mangoneaba en las cajas de ahorro, que había hecho babilonias de las autonomías, que tenían esperando para vivir del presupuesto a miles de hijos eclosionados en sus colmenas. Un gasto desmesurado, una deuda irresponsable de pródigos y crápulas y mangantes, justo cuando huían los piratas que nos podían dejar dinero: eso es lo que nos pasó, lo que nos pasa.

Parece que hemos salido un día en bicicleta y hemos descubierto que los partidos son iglesias de poder, que el dinero no puede multiplicarse a partir de su propia respiración, que los prestamistas nos piden una libra de nuestra carne. Pero es falso que nadie viera venir esto. Lo vieron en USA, pero los organismos reguladores estaban concienzudamente desactivados y los que se hacían millonarios traficando con nubes de papel cortaban las manos a los que advertían del crash. Y aquí, ¿cuándo vimos venir nuestra propia crisis, la política, la institucional, la de legitimidad democrática? ¿Ahora, cuando sacan tijeras de corcho en las manifestaciones, cuando Rajoy parece un cirio negro apagado, cuando se ríen los sinvergüenzas de los ERE, cuando nos sorprende que los partidos repartan el dinero de las mordidas y los sobornos? No, eso es lo que nos parece, sobre todo a los jóvenes, que sólo recuerdan unos pocos veranos y besos. Hasta que llega un viejo guerrero y nos dice que todo esto tenía que pasar.

La entrevista que Victoria Prego le hizo a Alfonso Osorio este domingo tendría que lanzarse desde aviones, para que cubriera las calles como suministro médico de guerra. Los que tuvieron que construir sobre escombros esta imperfecta democracia, entre el reojo de los espadones, las exigencias de la periferia y el abrazo con asco de las dos Españas, ya se plantearon qué podía pasar si los partidos se sostenían en listas cerradas y bloqueadas. Se pensó sólo para las primeras elecciones, pero una vez que se vieron en ese trono, nadie les pudo bajar. “Esto no es una democracia, es una oligarquía de los gabinetes de los partidos”, diagnostica el viejo prócer con razón. Y esa oligarquía lo decide todo, incluyendo los jueces que tendrían que juzgarlos. Por eso a veces, desde los altos tribunales, salen vedetes a enseñar muslo y liga, como ahora contra la jueza Alaya, y en otras ocasiones guardan un subterráneo silencio. Partidos piramidales, vaticanistas, todopoderosos, que además tienen, para ir colocando influencia y favores, 17 miniestados con sus respectivas burocracias intencionadamente gigantescas, cada una como para una China entera.

Aquellos padres de nuestra Transición, que fue ingenua o posibilista y ahora incompleta y fracasada, ya lo vieron. Pero estaban rodeados de cuchillos y susurros. Lo he dicho otras veces: parte de la solución a esta crisis pasa por una reforma metaideológica, estructural, de nuestra democracia. La que entonces no se pudo hacer pero tampoco han descubierto ahora los mochileros. Nada ha acabado ni ha comenzado, sólo vuelven la misma duda y la misma avidez. Esa entrevista tendría que llover como alfileres sobre la España aturdida. Veríamos qué pocas cosas nuevas nos quedan por gritar en las aceras.

No hay comentarios: