14 de enero de 2013

Somos Zapping: Confeti sobre nuestros harapos (07/01/2013)



Uvas mutantes. Charcos en los zapatos, champán en las bragas, el año termina borracho como un padrino y la televisión es la ponchera donde han echado todas las cáscaras, sobras y rebabas más lo que había en un cenicero. En la noche más hortera del año, Canal sur tiene que subirse a sus propios hombros, hormonarse la vulgaridad, o no se nota. O sea que Los Morancos eran ellos pero aumentados hasta su versión de La Masa, con una furia aún más destructiva para la gracia, el buen gusto y los calzones. Y las uvas fueron mutantes, frambuesas de la tierra como carnosos besos globulares. Y Modesto Barragán quería ir de lord con paraguas, pero se había puesto todas las gorras de pueblo a la vez para ir a una mesa camilla con lamparita de Virgen. Y Manu Sánchez se agrandaba o encogía hasta ser Monchito, presentado la morralla musical local en un ambiente de güisquería de los 70. Sí, uno de los mejores días para acordarse de la vocación de servicio público de Canal Sur y de los 400 millones que la Junta le va a dar en tres años. Más dinero para que Omaíta enseñe un tanga que es un tendedero, para que nuestros coplistas arañen pianos con los dientes, para que Manu se haga el valiente pero sólo con las hechuras de los nabos o la política de Merkel y Rajoy, o para que los informativos se presenten con pandereta. En las noticias recordaron otras Nocheviejas de Canal Sur: “Siempre igual, siempre distinto”, rotularon. Diría lo de El gatopardo si no fuera un topicazo. Pero esas palabras resumían Andalucía mientras se preparaba el confeti que estallaría luego sobre nuestros harapos.


El único dios. Ni en esa noche de coger culos podía Canal Sur dejar de ponerse beatón. Si hay algo que le gusta a La Nuestra más que un sarao, es un sarao con fondo de velones y santos enrejados. “Con la retransmisión de las campanadas desde Almonte, la televisión pública de Andalucía se suma a los actos conmemorativos del bicentenario del Rocío Chico”, decían en las noticias. Y la que dieron en las uvas con “la reina de las Marismas”… Me pregunto cuándo sacarán a Griñán bajo palio. Extraño este nacionalcatolicismo progre, aunque aquí la superstición es también folclore y eso lo explica todo. Como en 75 minutos, donde vi mezclados reportajes sobre amuletos, manantiales mágicos y peregrinaciones al santuario de la Virgen de la Cabeza (espeluznante de histeria y laceraciones). Era por reflejar “la ilusión de una vida mejor” y “mirar con ojos de esperanza”, explicaban. ¿Por comprar una piedra ‘magnética’ o llegar con las rodillas peladas ante una Virgen como una reina de los alpinistas? Quizá en Canal Sur no sean tan beatos ni supersticiosos. Es que no tienen más dios que ese poder que quiere contentar a la plebe.


El año de los zorros. El movimiento 15-M realizó un bonito resumen del año en Canal Sur. Perdón, quería decir el programa Los reporteros. Palos, recortes, desahucios y jeringas en el aire. Eso y condensar todo lo del fondo de reptiles y los ERE en “fracaso en la comisión de investigación”. Es lo doloroso, que la comisión no haya terminado de consensuar un poema, no lo que se han llevado y consentido estos zorros de gallinero. Salieron Chaves y Griñán en sus rotundos alegatos defensivos y los demás hablando de gintonics.

Giro. Dicen en Canal Sur sobre la señora del Ecce Homo que “su vida ha dado un giro de 90 grados”. No sé dónde deja eso a la señora ni a Canal Sur. 

Periodismo o Barrio Sésamo. Contar que un niño ha muerto atropellado en una cabalgata y seguir como si los Reyes Magos existieran de verdad… No era una situación fácil para Andalucía directo, pero era chocante la manera en la que hablaban del accidente y luego cambiaban como al idioma de los Teletubbies. Un amigo me comentó que él estaba con sus hijas viendo el programa. “¿Qué debería haber dicho? Difícil cuando el periodista conjuga realidad y fantasía”, me explicaba. Cierto. Y Canal Sur es especialista en esa mezcla. Pero hay que elegir entre hacer periodismo o hacer Barrio Sésamo. Cuando se quieren las dos cosas a la vez, algo cruje, se desbarata o se desenmascara.

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