19 de septiembre de 2012

Hoy viernes: Corazón heroico (14/09/2012)


Esperar que las multitudes que salen a la calle en Cataluña, con el corazón en toallas rayadas, estén pensando en macroeconomía y en la UE, es casi como esperar que las que asaltan ahora embajadas por ahí estén pensando en los fundamentos de la ética y la filosofía. No se trata de economía ni de relaciones internacionales; de lo que ha dado una suma gordísima o de lo que han pesado en balanzas venecianas: se trata de sentimentalidad, se trata de espasmos estomacales del alma, se trata de la superstición de la sangre y de la fuerza ciega y descomunal del odio, o al menos el rencor. Salida del euro, recesión… ¿A quién le importa eso cuando podrían ver su bandera tapando el cielo, al enemigo expulsado por fin de los santuarios de sus ancestros y un solo himno en las gargantas? Los que han hecho las cuentas, los de las balanzas venecianas, son los que nunca han querido la independencia pero la han usado como espantajo, ésos que ahora se han tirado el farol igual que hacen los pardillos primerizos en el póquer, creyéndose que fanfarronean en un tren del Oeste. El pueblo, tirado de los alambres del alma, irá feliz hacia su ruina o su destrucción si hace falta, con tal de sentir el abrigo sentimental, maternal, infantiloide de un destino, de un útero, de un ser que anhelan, incapaces de sentirse ciudadanos ni individuos, sino sólo súbditos de una raza. Yo soy de los que votaría que sí a la independencia de quien lo pidiera. Aunque sólo fuera por ver qué hacían con esa independencia. Por mi parte, yo hace mucho que llegué a la conclusión de que la única Patria que merece la pena es una Ley justa.

En Andalucía también usamos de mitos originarios. Tienen barba y pana, y aún hambre de pastor, y fechas como de arcángeles, y padre mágico como los dioses solares. Aparte de la natural estupidez de los mitos fundantes, lo que no pueden hacer éstos es sustituir o hacer olvidar a su sujeto. La Autonomía o el 28-F, tomados con los toman algunos con la pureza y la sacralidad de las revoluciones salvadoras, han desplazado en los discursos al andaluz que querían celebrar en un principio, ese andaluz que sigue en su miseria histórica y su lucha por la dignidad. Los derechos no son de los pueblos, ni de sus constituciones ni estatutos, los derechos son de los ciudadanos. Pero a quién le importa esto cuando hay sentimentalidad, pertenencia, épica herrera, enemigos y desquites, tierra y aceite y sangre dentro del espíritu escolar que guardan las fotografías viejas. Así, algunos defenderán la Autonomía y hundirán a los andaluces con la misma mano y el mismo folio. Tirando del alma, llevándonos hacia lejanos paraísos que en realidad duermen en nuestros propios regazos, acurrucándonos en el encaje de las banderas con olor de abuelita, un pueblo puede caminar alegre hacia su ruina o su destrucción. Quién piensa en la realidad, quién piensa en la persona, cuando el corazón de todos suena como una unánime y estridente gaita heroica.

1 comentario:

Carolina del sur dijo...

El pueblo catalán está lejos de sentimentalismos... Busca el camino de la esencia, del latín 'essentia' y del verbo 'esse', "ser" = "existir", y así hasta el 'ser que existe'.
Esa es su Patria, su grial, su "Ley justa". Repase a Platón y a Aristóteles y déjese de "toallas rayadas" que sólo sirven para colorear su artículo... Ontología, señor mío, ideas, idealismo objetivo, y déjese de " gaitas"