15 de agosto de 2012

Somos Zapping: Sánchez Gordillo es el nuevo Pozí (13/08/2012)



Comunismo en prime time. Sánchez Gordillo, bautista de los labrantíos, ideólogo de trascorral, hace de vez en cuando una gordillada como un Borbón hace una borbonada. Son cosas del carácter, o de la mercadotecnia. Su revolución, su Marinaleda, es en realidad un teatrillo sostenido por las subvenciones, una especie de pequeño comunismo de pecera alimentado desde fuera con dinero de los demás (lo ha explicado magistralmente Javier Caraballo). Pero un montaje así necesita mantener cierta tensión de discurso, estética y acción, cierta espectacularidad coreografiada que de vez en cuando lo justifique. Ahora saltan una alambrada y expropian jaramagos, ahora le sacan los bieldos a algún aristócrata para luego darle la mano (cuando han conseguido que les suelte pasta), o ahora montan la que han montado, ese abordaje libertario, esa barbacoa jornalera que no es sino un vulgar ‘simpa’ perfumado por nobles intenciones y pobrecitos de habichuela. Y han conseguido lo que querían: la atención de todos. Sánchez Gordillo primero apareció en los medios como Robin Hood o Curro Jiménez, pero luego se ha ido a Telecinco y ha terminado convertido en el nuevo Pozí, ingenuo amamarrachado, empecinado incoherente, friki usado o más bien dejándose usar, con una rareza sobre otra rareza como un jersey sobre otro jersey. Me sorprendió en principio verlo en El gran debate, esa infratertulia a salivazos con guión, colores y pestazo de pressing catch. Allí estaba, con Cañamero, con el Verstrynge bolivariano (por cierto, Sánchez Gordillo y Verstrynge juntos tenían algo de El Pulga y El Linterna), y hasta con Llamazares. Luego pensé que aquello no era tan extraño. Su frikismo ideológico, su exotismo paleopolítico, su demagogia famélica…. 

Sí, nada mejor que Telecinco y su audiencia para que calen y se amplifiquen sus análisis y soluciones a lo Belén Esteban. Un detenido por la gordillada decía nada menos que aquello no había sido asalto “porque las puertas del Mercadona estaban abiertas”. Si es que van provocando… Y la agresión a la cajera sólo fue un empujoncito… Y se lo merecería, seguro... Vamos, lo que hace falta en este país de pillos animar a la gente a que coja lo que necesite sin más, al amparo del rugir de tripas, la conciencia de clase, la revolución anticapitalista o el ladrillazo cabreado, solidario, simbólico o artístico como un grafiti. Ya ven cuánto han tardado unos niñatos en salir a mangar licores y jamones bajo la inspiración gordillense. En fin, no vamos a insistir en análisis éticos, porque una vez que alguien asume que el fin justifica los medios, que su idea de Justicia o de Patria o de Raza, o que su Dios o su pueblo o su ideología o su ortodoxia (pongan aquí lo que convenga) le autoriza y le excusa para todo; una vez asumido eso, digo, ya no sirve argumentar. Tampoco vamos a insistir en análisis ideológicos, en su furiosa, convencida y chiquilla revolución comunista de corrala, ahora que el mundo está interconectado y amazacotado ya sólo e irremediablemente por el dinero. No, porque la revolución de esta gente es un chiringuito. Un negocio particular. En los intermedios del debatillo de Telecinco, entre las homilías, iras o latiguillos de Sánchez Gordillo y sus camaradas, ponían anuncios de smartphones, laxantes y kétchup. Gordillo en prime time y con patrocinador. Eso debe de ser el comunismo. Po zi.

 South Cadi. El nivelito del Bicentenario de La Pepa y de la capitalidad cultural de Cádiz me está dejando pasmado. Barquitos de farero, música de botellón, burócratas con casaca, maceros municipales, chirigotas del pelopicha y museos de saber abrir un ostión. Qué derroche. Impresionante. El otro día aluciné con el anuncio de Las crónicas de La Pepa, mezcla de South Park, publicidad de Mixta y cortinilla de Carnaval en Canal Sur. Lo de Las crónicas de La Pepa me sonaba serio, así que me chocó. Pero no, resulta que se trata de unos dibujitos animados que además de lo dicho meten un poco de Astérix y otro poco de Los Morancos. Lo que no sabe uno es si está pensado para niños o es sólo el nivel oficial del Bicentenario.

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