13 de julio de 2012

Hoy viernes: Sector crítico (13/07/2012)


Te puede no gustar Griñán como te puede no gustar Juan Pardo. Otra cosa es todo un sector crítico, o sea, algo ya con cuerpo, entidad y objetivos; una guerrilla juramentada o un club de ex esposas políticas. Yo me pregunto: ¿con qué es crítico este sector crítico? Lo digo por si se le está dado peso, identidad y nombre como de comando a lo que puede ser sólo una acumulación de descontentos variopintos. Muchas cosas han pasado en el PSOE, dentro y fuera de Andalucía. Chaves abdicó, el zapaterismo se derrumbó y estos dos lutos nos dejaron en Griñán y Rubalcaba una sensación de provisionalidad convaleciente, de interinidad con la pata arrastrando. El PSOE, débil como nunca, estuvo a punto de perderlo todo. Pero conservó Andalucía y los muertos resucitaron. Y las facciones. Ahora sí importaba quién había apoyado a Rubalcaba o a Chacón, quién olvidaba a Zarrías, quién rezaba a Chaves o quién enterraba a Pizarro; quién subía con Griñán y quién se quedaba sin sitio y sin teta por su culpa, quién cumplía la omertà en los ERE o a quién le asqueaban de verdad. Incluso quién esperaba una purificación poschavista del PSOE andaluz. No sé yo si es tan fácil formar en medio de todo esto un equipo de fútbol uniformado contra Griñán, que es lo que parece que se quiere hacer con ese sector crítico. Ni siquiera sé muy bien qué representa Griñán.


Griñán siempre ha sido más funcionario que político. Tuvo ministerios y consejerías, pero de ésos que se les dan a los gafitas, a los opositores, a los técnicos. A los políticos de verdad, lo que se les da es un ministerio del que no tengan ni idea, y por ahí se les reconoce. Griñán era un poco ese funcionario callado, tristón y madrugador con los dedos manchados de tóner, como un churrero de las instituciones, hasta que Chaves le dejó en herencia Andalucía. Entonces Griñán tuvo que andar el camino inverso, del técnico al político. El recién llegado se encontró una Junta como un imperio chino y un partido con sus familias, hipotecas, prorratas, intrigas y bocados. Un partido que Chaves había sabido manejar a base de cuotas, mano izquierda y vista gorda, pero del que Griñán no sabía nada. Aún se está enterando, me parece a mí. La verdad, creo que lo que ocurre es que todavía no sabemos cuál es el proyecto de Griñán (ni el de Rubalcaba). Griñán no ha cambiado ni el discurso ni los modos del sociatismo andaluz, sólo ha sustituido la maña de algunos viejos soldados por la desfachatez de nuevos cachorros con hambre. Y ahí estamos, a la espera de ver si Griñán es capaz de algo más aparte de poner a sus ninis a hablar en modo para tontos. No es difícil ser crítico con Griñán en este PSOE. Lo interesante sería saber el porqué de cada uno. Y ya veríamos si eso tiene un solo cuerpo o muchas patitas.

No hay comentarios: