3 de abril de 2012

Somos Zapping: Huelga de Jackie Chan (2/04/2012)


Kung-fu. Jackie Chan daba patadas en Canal Sur cuando de repente llegó la huelga general. Luego pensé que aquel kung-fu había sido como un entrenamiento para el día siguiente. La izquierda peliculera planteó, como siempre, no una huelga, sino una ocupación. La lucha de clases nunca fue una metáfora. La logística y la estrategia de esta huelga fue de guerra. Jackie Chan, pues, se quedó con una patada en el aire que continuaron otros, como hacíamos nosotros de chavales en la calle después de ver una de chinos. Canal Sur creo que no dejó terminar la película porque a medianoche se nos apareció un especial informativo que más bien era un anunciamiento, un ángelus sindical nocturno. Empezaron a narrar el despliegue de los piquetes como si aquello fuera el glorioso Dos de mayo y nos explicaron con todo detalle las maldades de la reforma laboral que había provocado al pueblo a luchar. Todo un llamamiento. Luego, una carta de ajuste con tono de pancarta: “Nuestra programación se está viendo alterada a causa de la huelga general convocada por los sindicatos de clase contra la reforma laboral aprobada por el Gobierno”. Rótulo largo, cargado de intención de clase y con los malos bien señalados. Más que una información, una justificación y una invitación. Canal Sur quiso escenificar con eso que el país se acababa de desenchufar, porque hubieran podido meter un documental, un peplum o un enlatado cualquiera. Pero el país no se desenchufó tanto y lo que siguió fue una película de chinos en la calle. Aunque se quedó a medias igual que la de Jackie Chan.

Incidentes. Con los presentadores de las noticias ante un épico fondo de banderas rojas, Canal Sur nos contó la huelga como un picnic. Algo festivo, alegre, bailón, como una cabalgata de Chueca. Decían mucho lo de “normalidad” y lo de “incidentes aislados” en un día que fue cualquier cosa menos normal: no puede ser normal en democracia que la libertad se ahogue en silicona, amenazas y empujones. Por lo visto, los “incidentes” requieren sangre, huesos quebrados o bares ardiendo (que los hubo). Gente obligando a hacer o no hacer cosas a otra gente que quiere o no quiere hacerlas no merece ese nombre. Es sólo “normalidad”. Por eso, cuando decían que “se habían paralizado” los sectores más importantes, olvidaban matizar que, naturalmente, había sido por cojones. Un piquetero se quejaba de una detención y se preguntaba “qué arma es un bote de silicona en el bolsillo”. Otro afirmaba que las fuerzas de seguridad estaban “al servicio del capital”. Otra, que iba asustando empresas por un polígono, decía de los que no se les sumaban que “es porque las puertas están cerradas y los trabajadores no pueden manifestar su opinión”. Muy suyo: la única libertad es la de seguirlos. A todo esto, aparece Mar Moreno para decir que la incidencia de la huelga en la Administración ha sido del 13%, cosa que a ella le parece “un toque de atención al Gobierno”. Hubo mucho miedo, coacción, fanatismo, cristales, lágrimas y llamas. En Canal Sur, sólo eran “incidentes aislados”. Nada importante en esa fiesta de banderas y pan con chorizo. Pero las guerras son fiesta para alguien, siempre.

Animar. También recapituló sobre la huelga general el programa Los reporteros. “Algunos momentos de tensión”, llamaban al chantaje de la fuerza. O decían que “grupos se reunían en la calle para animar a los pequeños comerciantes a que mantuvieran echado el cierre”. ¡Para animar! Y otro verbo precioso: “Pintadas, pegatinas y carteles trufaban las calles del centro de Granada”. ¡Trufaban! Como si las adornasen o llenaran con delicias. O se referían a la otra acepción de trufar: mentir.


Rococó. En la entrevista de Canal Sur, Valderas admitió que “a veces es un poco rococó” hablando. Yo creo que hay volutas, perifollos y pelucones anacrónicos sobre todo en su pensamiento. Dijo que quiere arreglar las cosas “moviendo al pueblo”. Yo sigo planteándome si va a ser tan fácil que lleguen a entenderse PSOE, IU y el notario. Apuesto por que IU se venderá por cuatro consejerías y la presidencia del Parlamento. Hacerle caso al notario convertiría la aldea gala en isla social-comunista. Y ni creo que Griñán acepte vestirse con cuello Mao ni IU volver a hacer de mirón.


Sin descanso. Qué pena, los que no hicieron huelga el jueves fueron Los Morancos. Podríamos haber descansado de Omaíta, Antonia y sus sketches como peleas de pollos. Pero no. Eso es que no tienen conciencia de clase. Más enemigos del pueblo.

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