27 de marzo de 2012

Zapping Electoral: El muerto vivo (27/03/2012)


Blues de Arenas. Javier Arenas en ese balcón, como alguien que se agarra a una bandera para no caer al vacío... Perder ganando, acabar empezando... El PP se ha estrellado contra el gigante, contra la historia y el prejuicio, contra los iconos de Andalucía y también contra el sillón de barbero de Rajoy. Apenas se conocieron los resultados, ya se pedía en Twitter la cabeza de Arenas, como si fuera un entrenador del Betis. “El fracaso se apellida Arenas”, escribía Natalia Pastor. Sin embargo, aunque sigo pensando que se equivocó al no acudir a los debates, no creo que haya hecho una mala campaña en sí. Quizá, sólo una campaña para otro lugar que no fuera Andalucía: sin sentimentalidad, visceralidad ni gritos; tranquila, racional. Demasiado. Aquí, tierra de los corazones sangrantes y del espectáculo del sentimiento, parece que eso no funciona. Pero no sé si la alternativa hubiera sido peor. ¿Qué iba a hacer? ¿Ponerse rancio, llamar a la Cruzada, volver a lo de “las personas normales”? Tampoco considero un error su insistencia en la corrupción, que desde el PSOE se ha llamado con cinismo “guerra sucia”. Eso no era cuestión de estrategia, sino de ineludible deber moral. No, no pienso que haya sido culpa de Arenas. Al PP le pudieron los fantasmas de su sombra y la gran máquina de la costumbre, ayudados por las decisiones impopulares del Gobierno de Rajoy, al que aquí han visto como un funerario tomando medidas. Para el PP fue una noche cruel, como de encontrar muertos a hijos recién nacidos. Mintieron los adivinos, se escaparon los caballos y algo aquí volvió a tomar su forma conocida y antigua. Nunca estuvieron tan cerca y nunca eso fue tan inútil. Si no han conseguido gobernar ahora, resulta difícil pensar cuándo podrían hacerlo. Arenas tiene para cantar un largo y quejumbroso blues. Su último blues, seguramente. Andalucía, al fin y al cabo, ama la tragedia.

El casco ateniense. Griñán, el triste, el sombrío, el que vino de prestado, el que no gustaba ni a los suyos, se ha convertido de repente en el socialista más poderoso, en Astérix con cuatro años de pócima. En su primera comparecencia como perdedor ganador se diría que aparecía todavía con los cables de la UVI en el pecho. Se ha salvado después de que los agoreros lo metieran en el nicho y los gusanos probaran su piel. El muerto estaba vivo. Sin embargo, parece que algo ganó por él, un viejo ejército, un abuelo fusilero, un dragón que acudió a última hora. Su gran acierto fue retrasar las elecciones, dejar que la derecha fuera saliendo del armario y que el tijerón, el miedo y los monstruos de la historia terminaran de convencer a la gente de que más vale lo malo conocido. Porque la campaña del PSOE ha sido infantil y yo diría que ridícula. “¿Pero qué pasa en Andalucía?”, le preguntaban a Rafa Porras en Twitter desde Valencia. “Pues lo mismo que en Valencia, pero con otros”, contestaba él. Ahora, condenados a pactar con IU, me pregunto si vestirán de galo a Sánchez Gordillo o qué. Griñán aún tendrá que lidiar con esa izquierda del yunque y con lo que venga todavía de los ERE. Veremos cómo lo maneja. Mi esperanza es que no duela mucho la confrontación y que el pacto PSOE-IU no nos lleve a la quiebra. Y que Griñán, coronado ya por las urnas, trasladado de repente desde su velatorio hasta la cumbre del PSOE, pueda acordarse de aquél de su primer discurso, cuando hizo hasta conversos. Sí, que sea capaz de regenerar el PSOE andaluz, cambiar sus modos, deshacerse de sus suciedades y oscuridades, abandonar lo que queda de ñoñería zapaterista y zafiedad felipista, y gobernar con ese casco ateniense que le vimos una sola vez. Pero quizá es mucho pedir.

La llave. El descontento dobló los escaños de IU, le dio la llave de la gobernabilidad y ahora es cuando Valderas deberá sacar lo que firmó ante notario. ¿Pedirán la nacionalización de la banca? ¿Veremos a Sánchez Gordillo de consejero de Agricultura? Valderas ha declarado que “no busca sillones”, sino hacer política, pero no sé si eso da todavía más miedo. Espero que le exijan al PSOE transparencia y honradez, pero, sobre todo, espero que sus antigüedades ideológicas no nos lleven a la alpargata y la ruina.


Sin sitio. Al final, los pequeños se quedaron fuera. UPyD parecía forastero. Su discurso, nacional y quizá demasiado frío y avanzado para nuestras febriles sentimentalidades, no ha encontrado sitio. Por su parte, el PA parece que ha terminado de morir entre sus flores verdes. Con cierta maldad, Fernando Santiago tuiteaba que “debería convertirse en asociación cultural”. Yo aún confío en que puedan renovarse y volver. Pero tendrán que tirar sus pósteres de juventud. Así es como se empieza a dejar de ser adolescente.

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