13 de marzo de 2012

Somos Zapping: Gobierno con caganet (26/12/2011)


Torpeza o sabotaje. Nació el nuevo Gobierno en día de polvorones y es verdad que los ministros juntos tienen algo de portal de Belén o coro de campanilleros. Será la fecha, pero este Gobierno de Rajoy da para un Evangelio, con sus profecías, sus anunciadores, sus salvadores, sus arrodillados y sus Herodes, todos entre las virutas de pobreza y el frío de pastores de la España en crisis. Esperábamos la buena o mala nueva, según, pero a pesar del acontecimiento cósmico y de que una estrella marcaba el lugar y la hora de esta natividad, un pastorcillo llegó tarde, en lo que fue uno de los episodios más ridículos que uno recuerda en la historia de los informativos de Canal Sur. La comparecencia de Rajoy para anunciar su Gobierno estaba prevista para las 19:30, hora en que Andalucía directo contaba sus melonadas diarias. Modesto Barragán adelantó varias veces que conectarían en directo con La Moncloa, pero alguien tenía el reloj averiado o simplemente pensó que tampoco era una noticia tan importante como para interrumpir un reportaje sobre taxistas de Granada. El caso es que la conexión llegó cuando Rajoy ya se iba y al pobre Álvaro Moreno, abandonado en el plató de los informativos, sólo le quedó poner cara de tonto y excusarse. Los segundos que pasó mirando el ordenador mientras le indicaban si volvían a Andalucía directo o se quedaban “aguantando el tirón” fueron de vergüenza ajena. ¿Torpeza o sabotaje? ¿Pensamos mal o sólo es que se equivocaron y le dieron al botón de encender el árbol de Navidad en vez pinchar la señal de Moncloa? ¿Incompetencia o desprecio? ¿Qué sería más grave, o más probable? Andalucía directo volvió con un tiroteo del clan de los Cortés y emitió la comparecencia de Rajoy más tarde, grabada. Quizá a este nuevo Gobierno lo ven como un portal de Belén de la derecha y Canal Sur quiso poner su caganet. O, sin más, fue una cagada de proporciones bíblicas.

Honor y orgullo. Comprendo a Del Nido. Él no responde ante la justicia humana, sino ante sus Vírgenes de visillos y sus dioses del balompié que rigen el universo castizo, sudado, empañoletado, pilonero, chulillo, histérico y fervoroso del barrio con otras leyes diferentes. Al fin y al cabo, él está más alto que los tribunales, en los palcos de la emoción y el relente, en los pasopalios que lo mecen con gladiolos, cerca o dentro de Dios como el puñal de una dolorosa. Estos como capillitas del fútbol tienen otro rango y otra moral que los separa de los simples mortales. Son como altos generales de la patada y el escapulario, están perdonados de antemano a la vez por sus huevos y por su trajecito de comunión perpetuo. Siete años de cárcel por lucrarse vilmente en el saqueo marbellí podrían parecer algo grave, pero él está santificado de calva, dispensado por bulas futbolísticas y cofrades, y pertenece a ese Olimpo de los que hablan de sí mismos en tercera persona con un coro de tuercebotas, utilleros y creyentes haciéndole la ola. Comprendo a Del Nido. Lo he visto digno y almidonado en las televisiones, haciéndose el valiente tras los varales del Sevilla. No entiende que ser listo, pillo y más chulo que un ocho merezca aquí castigo, en vez de un altar con botafumeiro. A él, gurú, salvador, sumo sacerdote del Sevilla, maestro de las corbatas de nudo gordo y de los besitos en las medallas, le debe de doler mucho esta situación. Hablan de esa gangrena de mafiosillos que regentan el fútbol al estilo Gil y su corazón debe de estar rezumando lágrimas de incomprensión y traición. Una condena de siete años por lo que se llevó de Marbella por la jeta, y sólo por eso lo quieren crucificar y dejarlo sin juguete y sin poltrona. Sí, comprendo a Del Nido. Aquí, personajes de esta catadura son todavía posibles y aplaudibles. Los hemos hecho así nosotros. Casi los merecemos. Pero me pregunto si el sevillismo sabrá la diferencia entre honor y orgullo.

Feliz objetividad. La Nochebuena andaluza en Canal Sur fue la de siempre, con candeladas de los sioux que somos, folclore de anisete y el insoportable teatrillo con guión de José F. Ortuño y Eloy Botello, cada vez más criminal, idiota y falto de gracia. Ni a Manu Sánchez le salía algo de su chispa disfrazándose de Rajoy (de Griñán creo que nunca se ha disfrazado). Lo mejor que se puede decir del programa es que le ganó en coñazo el especial sobre gente cantando el villancico de Canal Sur. Si el villancico resulta ñoño e insufrible una vez, repetido decenas de veces y además con abuelos o niños enfermitos ya es para saltar por la ventana. Pero de todos los momentos navideños de La Nuestra, yo me quedo con esa promo en la que salían periodistas de los servicios informativos de la casa deseándonos “Feliz veracidad” y “Feliz objetividad”. Eso sí que tuvo gracia, y no el Linterna poniendo banderillas disfrazado de indigente.

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