13 de marzo de 2012

Somos Zapping: Estamos mejor sentados (5/03/2012)


Las marmotas. El 28-F es algo así como el día en que el poder saca los soldaditos de plomo de la Autonomía para jugar. Canal Sur hace una larga mañana de banderas y filas y condecoraciones y discursitos; los palacios, los políticos y las personalidades parecen algo que han hecho con piezas de Lego y, Andalucía entera, una maqueta de trenes. Eso es lo que ha quedado de aquella lucha ingenua y melenuda que en 1980 pedía libertad y trabajo: decorados, paripés, funcionarios, vividores de la Autonomía dándose golpes de pecho ante la bandera. Pero celebremos que una nueva casta de señoritos sustituyó a los de los caballos, que otros terratenientes acapararon para ellos y sus amigotes la riqueza de Andalucía, que seguimos pobres, incultos y sin trabajo; y cantemos el himno sin la vergüenza de haber traicionado aquel espíritu callejero y esperanzado que un día representó. Aquí seguimos “las marmotas de Andalucía”, como decían Los Yesterday, entre el “qué bonita Andalucía”, el folclore y la autocomplacencia orgullosa. “Menos rollos de verdes mares, de campiñas y de olivares, que así luego nos luce el pelo”, cantaban los hippies de Juan Carlos Aragón, sin duda malos e indignos andaluces que nunca retrataría en sus especiales Toñi Moreno. Cuánto cartón y cuánto caradura desahogado tapando la miseria. ¿Andaluces levantaos? Estamos mejor sentados.


Lo mejor de la sociedad. ¿Cuántos andaluces verdaderamente luchadores, incómodos, inconformistas, reciben medallitas y abracitos los 28-F? Que venga Griñán a nombrarte andaluz de pro, que luego Carmen Benavides en Canal Sur hable de “lo mejor de la sociedad andaluza”... Diplomas de buen andaluz, caricias de monjita a sus niños dóciles, medallas como paelleras, vanidad de colgajos que hacen inclinar el cuello, tanta engreída modestia dando arcadas. “Lo mejor de la sociedad andaluza...”. Salvo honrosas excepciones, yo creo que más bien se trata de la sociedad callada, agradecida, quietecita, conveniente, tibia, comodona y mansa que le gusta al poder. La que se emociona y da las gracias por la distinción, la que acepta la hornacina del andaluz prefabricado con la marca de aprobación de los políticos. No es Andalucía la que da medallas ni agasajos. Son sus jefes, sus dueños, sus gobernantes. ¿Algún andaluz valioso y valiente dirá alguna vez que no a estas ceremonias de vasallaje?


Mitin. Delante del coro de medallistas y andaluces con el sello de 'aprobado por la Junta' en la frente, Griñán hizo un discurso político, electoral. Sacó sin pudor todos sus leitmotivs de campaña y allí quedó la cosa aplaudida por “lo mejor de la sociedad andaluza” y por ese Hércules del escudo al que deberían ponerle en la boca, como para un tango macabro, la rosa del PSOE. Para qué hablar de la diferencia entre lo institucional y lo partidista, aquí donde no se hacen tales distingos. Luego, Carmen Benavides entrevistó a Griñán para que de nuevo tuviera la oportunidad de repetir sus consignas, hablar de su versión del déficit y criticar las reformas del PP. Por cierto, me acordé mucho del gran Lázaro Carreter porque, dos veces, la periodista cayó en el error que más odiaba el académico, lo de “punto y final”. En fin, se lo juegan todo este 25-M y ya no hay tiempo para recatos, ni en el PSOE ni en Canal Sur.


Orgullo barato. En un día como el 28-F, no podía faltar que Toñi Moreno saliera con la bandera como una bata enguatada a buscar andaluces del estilo de Las Carlotas. Ya saben: Andalucía lo mejón der mundo, el orgullo de ser andaluz, el amor a la Patria a partir del amor a las tapitas, y cosas así. Toreros, futbolistas, periodistas, y hasta Bisbal, taconeando todos en ese grimoso chovinismo catetoide. Les preguntaban “qué es ser andaluz para ti”, “qué sientes cuando se meten con Andalucía”, y en ese plan. Yo sólo voy a dejar aquí, para la reflexión, un texto de Schopenhauer. Creo se que se pueden sacar de él interesantes conclusiones: “El tipo de orgullo más barato es el orgullo nacional. Quien está poseído por él, revela con ello que carece de características individuales de las que pudiera estar orgulloso, pues de lo contrario no echaría mano de algo que comparte con millones de personas. El que posee méritos personales relevantes advertirá con toda claridad los defectos de su nación, ya que los tendrá a simple vista. Pero el pobre idiota que no tiene nada de lo que pudiera enorgullecerse se agarra al último recurso: estar orgulloso de la nación a la que pertenece. Eso lo alivia y, agradecido, se mostrará dispuesto a defender con uñas y dientes todas las taras y necedades propias de su nación”. Qué poco futuro habría tenido Schopenhauer en Canal Sur. Y llevarse una medalla el 28-F, ni de coña.


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