18 de julio de 2011

Hoy viernes: Transparentes (15/07/2011)

Los políticos ya eran transparentes antes de esta moda de enseñarse unos a otros la cristalería de casa, la ropa tendida del IRPF y los monederos llenos de botones. Me refiero a que siempre se les ha visto venir de lejos con todos los trucos al aire, el de la dignidad, el de la demagogia, el del populismo, el del paternalismo, el de la salvación... Ahora les parece lo más llegar al Parlamento mostrando la cartilla y los calzones, como si la política no tuviera por ahí otros muchos bolsillos, lavadoras, barrenderos, zurcidores y escapistas. Lo llaman transparencia como podrían llamarlo baño del sábado, pero lo que se les transparenta es lo de siempre, una política baja, teatrera, efectista, disimuladora y tramposa. Ojalá la corrupción, el enchufismo, el tráfico de favores y los negocios a costa del dinero público desaparecieran aireando las declaraciones de Hacienda de Griñán, de Arenas y de todas sus señorías en fila. Pero sabemos que no es así, que todo eso es toreo de salón, competición de coladas entre vecinas, y que ni la suciedad ni el honor de la política salen en esta película, cuyo guión tiene otros objetivos. Nadie nos va a convencer de que la política tiene de repente su váter con paredes de cristal por estos paripés ridículos con certificados de virginidad comprados en el estanco.

Los políticos ya eran transparentes, se les ve todo por debajo, lo rudimentario de su discurso, lo escuchimizado de sus estrategias. Y lo peor es que asumen que ése es el nivel de la ciudadanía. Si no, no recurrirían a trucos de feria como ha sido éste del PSOE andaluz de poner a Griñán a ducharse en la tribuna del Parlamento para limpiar todos los pecados del Régimen con esa candidez sin efecto, con ese gesto sin peso de enseñar su carpetilla con el IRPF. En esta Andalucía de los ERE para los amigos, de los millones regalados sin control, de los hijos del poder haciendo de comisionistas e intermediarios con la Junta, de altares a la desfachatez y al choriceo como Mercasevilla, resulta que los dignos, los honrados, los transparentes son los socialistas porque su jefe ha enseñado, como un Cristo con el corazón en la mano, poco más que su lista de la compra. Miren a Mario Jiménez, a Susana Díaz, los dos iconos más puros de esta política estupidizante, señalar ahítos de superioridad moral engaños, ocultamientos y malvados desde el trono de podredumbre del PSOE andaluz, el de un poder corrompido por el tiempo, la ambición y la desidia. Sí, ya eran transparentes estos políticos, les vemos todas las trampas y todas las digestiones, imposibles de tapar con escenitas tragicómicas ni actos de contrición o purificación con material de papelería. Ya eran transparentes, pero eso importa poco cuando el poder confía en que dejó al pueblo cegado.

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