9 de noviembre de 2010

Somos Zapping: Los Santos Sindicatos y la Virgen torera (8/11/2010)

Maruja con enanos. Irma Soriano cada vez se parece más a María del Monte, con los moños de mi tía abuela, los concursitos en los que se abanica el dinero y, sobre todo, los mismos chistosos de cagalera. Según se ve, su matronazgo, las cocinillas, los sucesos, los cotilleos y el sellamacoplismo no bastan para ir manteniendo la cosa. Ya recurre a refregar por la cámara billetes de 100 euros, que hacen salivar al andaluz igual que los jamones, y a los graciosillos cuentapichas que, junto a Ismael Beiro, caótico muñecote, y el penoso intento de Irma Soriano por encajar en el ambiente chistoso, convierten al plató en una especie de borrachera de boda. Todo eso, más la desasosegante sensación de que ella se lleva todo el tiempo perdida en su propio programa, hacen de Mira la vida, que antes sólo era un espacio tontón, un insoportable bodrio. Yo sigo añorando a Mariló Maldonado, que al menos ponía algo de dulce con su sonrisa. Con Irma Soriano, Canal Sur apostó por dejar a su marujismo llevar todo el peso de la mañana. Ahora que vemos que no puede, es una maruja como acompañada de enanitos, y eso es aún peor.


Aleluya sindical. Los tachan de antiguallas, de simples comederos o mafias; algunos desean incluso su desaparición, mientras otros los ven instalados históricamente en el heroísmo y el martirio. Hablo de los sindicatos, que seguramente no serán nada de esto puramente, pero que puede que participen un poco de todas estas glorias y miserias a la vez. No seré yo quien diga que los sindicatos no tienen ya sentido ni misión, ni negaré que sin la lucha obrera los trabajadores seguirían siendo semiesclavos (basta recordar a los jornaleros andaluces no hace tantas décadas). Sin embargo, tampoco puedo olvidar cómo nuestros sindicatos se han conchabado con la política y se han hecho ellos mismos empresa con intereses y vividores. No, no iré yo a la caza fachosa de los sindicatos como la derechona de la TDT. Pero otra cosa es que nos los vendan como en el programa Emplea2, de Canal Sur 2, donde dedicaron todo un publirreportaje a los “sindicatos de clase” en el que parecían misioneros, apóstoles, redentores. Bueno, habrá que decir que la propaganda se limitó a UGT y CC.OO. Llegaron a rotular que “CC.OO. y UGT defienden los intereses profesionales, económicos y sociales de los trabajadores/as”. Ah, ¿es que los otros sindicatos no? Para que se hagan una idea de lo baboso que fue este auténtico anuncio publicitario, nada mejor que las palabras con que lo remataron, recordando a los espectadores (en segunda persona) que habían escuchado “testimonios de personas como tú pero que en un momento determinado han decidido confiar en UGT o en CC.OO. y eso les ha cambiado la vida”. No me digan que no parece lenguaje de telepredicador o de folleto de los testigos de Jehová. Creamos en los Santos Sindicatos Mayoritarios, como nos enseña Canal Sur. Aleluya.


Pastiche. Andalucía es especialista en los pastiches etnocéntricos, y así nuestra tradición hace curiosos nudos con sus iconos hasta el más exuberante delirio. Es posible casi cualquier combinación que conjugue raza, folclore, costumbre y localismos. Jueguen un poco, y verán qué pronto les salen Cristos futbolistas, tonadilleras con toreros, toreros con Cristo, futbolistas con Virgen, tonadilleras con caballo, caballos con vino, vino con Vírgenes, toros con caballos, caballos con Vírgenes, y así. Y eso con sólo dos niveles, que también podrían ser caballos con vino y Virgen, o toros con fútbol y Cristo... Precisamente, en Andalucía directo nos contaban, henchidos de este orgullo por el rebujo chovinista, que el Litri hijo ha donado varios trajes de luces para hacerle un vestido a la Virgen del Rocío. La verdad es que funcionarían igual de bien un caballo vestido de luces, una tonadillera vestida de torero, un torero vestido de Virgen o una Virgen vestida de tonadillera. Como ven, la rica cultura de esta tierra da para mucho. Es cuestión de buscar la combinación más cateta.


Cabañuelas. Tierra y mar ya tenía cierto aire zahorí, algo del espíritu mágico del cereal verdeando en sus reportajes y una literatura un poco maya alrededor de los asuntos del campo. Pero ahora veo que le dedica un espacio, con sus gráficos de previsión y todo, a las cabañuelas, esa tontería sin fundamento, antigua y supersticiosa, hecha a base de intuición, conocimiento del clima local y vaguedades dichas con una yerba en la boca. Habrá que tirar el Meteosat y poner a alguien con gorra de pana a darnos el tiempo según sus sabañones. Será la aportación andaluza a la complicada ciencia del clima.

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