20 de septiembre de 2010

Los días persiguiéndose: Metamorfosis (31/08/2010)

Viene la cosecha, y luego la podredumbre. Nos han distraído el fútbol y la ópera de los antitaurinos, pero ya, en el nuevo curso, volveremos a la política de la peste. Septiembre espera la molienda de Zapatero y pronto las hojas bailarán con los perros ante los ministerios, los parados, los huelguistas y los candidatos. Se va despidiendo el verano, en el que bastaba con estar mojado, y ahora hay que pensar de nuevo en sobrevivir a una siega, a una estampida, a una tuberculosis, a esta puta crisis de la que sólo nos queda saber si acabará antes con nosotros o con nuestros gobernantes. Auguro un Gobierno enrocado, aguantando la crisis como corresponde a la concepción meteorológica que siempre ha tenido de ella, haciendo de las elecciones municipales y autonómicas una cosa doméstica, fingiendo que el personal ha elegido solamente jardineros para su pueblo y no ha empezado una revolución de rabia o asco contra ellos. Sí, la palabra clave es sobrevivir, como intentará sobrevivir el PSOE andaluz confiando en los prejuicios históricos, en el coco de la derechona, en la majestad gotosa de la Junta, en el poder de su propaganda y sus negocios. Y aún diría más: aquí también confían en sobrevivir al propio zapaterismo, que se habrá derrumbado sin entrar en Andalucía, sin tocar los escalafones y las familias del último imperio del socialismo español. Sobrevivir ellos, y sobrevivir nosotros. Quizá sea incompatible, quizá sea nuestro cuello o su cuello, su vida o nuestro futuro.

Ya llega septiembre, huelan el aire que quiere cambiar, vean el último sol de plomo antes de que busque su capucha. Viene la cosecha, y luego la podredumbre, que pide sus esqueletos de todos los años. Alcanzará a la tierra y a la política, Zapatero se hará de barro, Griñán tomará el color de su pulpa, el cielo y el suelo serán un mendigo y no sé qué pasará con nosotros mientras se mueren o no, resucitan o no, nos matan o no. Pero no se preocupen, que así es la alquimia del mundo: para que lo viejo produzca lo nuevo tiene que pasar por la putrefacción y la purificación, hasta la metamorfosis. Veremos pasar esta larga decadencia de nuestros gobernantes con estertores o con últimos lujos, como esa cajita de música de San Telmo en la que la Junta se ha refugiado de la realidad con todas las armaduras de sus antepasados. Los veremos asaltados por insectos, anidados por raíces, comidos por la tierra, y lo malo será que los acompañaremos nosotros. Sólo deseo que tras la podredumbre llegue lo nuevo, esa metamorfosis, la mariposa que esperamos. Vendrá con otras siglas o quizá con las mismas, si aún son capaces de cambiar. Pero no podrá ser esto que ya fracasó, esto que se pudre ahora.

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