17 de junio de 2010

Los días persiguiéndose: Gaviota carroñera (1/06/2010)

Le están dedicando todas las metáforas de la carroña, pero el animal carroñero nunca es el que pone los cadáveres. La gaviota parece comerciar entre el cielo y la podredumbre marina, el PP eligió un logotipo o un tótem que puede traer en el pico el horizonte o las tripas de los ahogados. Ahora, a la gaviota le añaden risa de hiena, hocico de chancho, patas de estercolar. Acusan al PP de alimentarse del estómago de los muertos y de crecer, como la mandrágora, bajo la agonía de los ahorcados, de los fluidos de su último estertor. Olvidan que la basura no la traen los basureros, que un partido en la oposición tiene que hacer oposición sin que eso sea felonía, y sobre todo que los que patalean en las bancadas ante un presidente y unos ministros grogis no son los que pueden hundir o salvar al país, sino que eso sólo lo puede hacer el Gobierno. También el PP usó contra el PSOE el feo recurso de la carne de muerto, diciendo poco menos que Zapatero ganó la primera vez recolectando en el cementerio del 11-M. La estrategia me parece tan baja ahora como entonces, usada por unos o por otros. Escucho a Leire Pajín, que ya es como su muñeca desconchada, o a Rafael Velasco, hombre de un solo estribillo (nosotros somos los buenos y ellos fueron, son y serán los malos) señalando a la jauría del PP tras el rastro de sangre de la crisis, y yo sólo me pregunto quién ha puesto los cadáveres, quién dirigió la matanza y qué creerá el PSOE que debe hacer la oposición ante esta degollina. Quizá un día tengamos una política que no recurra a las fieras ni a las bandas de enterradores, pero desde luego ese día no ha llegado.

El PSOE empezó culpando a la meteorología del dinero o a sus hacedores de tormentas y ha terminado buscando chacales en la derecha. De cualquier forma, el monstruo siempre tenía que estar al otro lado de la tapia. Ahora, cuando dicen las encuestas que aquella gaviota que espantó Aznar hasta más allá de las Azores va a volver a posarse sobre nuestro mapa, sólo saben arrojarle huesos. El PP traería soluciones o fracasaría igual, pero negarle el derecho a querer reconducir la situación con el argumento de que llega con la sonrisa de las calaveras, eso es una idiotez. Aquí han llegado a decir que Arenas se alegraba del paro y de Rajoy piensan que se desayuna cada día el hígado chorreante de España. Los acusan de buscar el poder entre las cenizas del Apocalipsis. Supongo que no buscan el poder más que los otros, pero lo que sí es verdad es que las cenizas no las han traído ellos. Sí creo, sin embargo, que el PP ha perdido la oportunidad de demostrarle al PSOE que piensa más en el país que en el cuello de cervatillo de Zapatero. Me hubiera gustado ver a Rajoy apoyando las medidas de austeridad del presidente, diciéndole que llega muy tarde y que, aún así, eso no es suficiente. Pero es lo que tiene esta política hecha a bocados, que termina contagiando el hambre de enemigo, esas ganas de rematar al otro antes que de salvarnos a todos.

Los muertos somos nosotros, es todo el país, es esta Andalucía golpeada ya en el suelo. Aunque se preste a esas metáforas, en realidad la gaviota carroñera puede tener la misma silueta que un espíritu resucitado, es cuestión de ver adónde dirige su vuelo. Yo no le echaría las culpas al pobre animalillo, ni al partido que se abandera con él, por haber amanecido en esta playa de ahogados. Como todos, esa gaviota vaga entre cadáveres porque no hay otra cosa, porque no han dejado otra cosa.

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