12 de abril de 2009

Somos Zapping 12/04/2009

Una etapa. Chaves se iba y en las noticias de Canal Sur aquello era como un Domingo de Ramos rebobinado. No sobre un pollino, sino empujado por ese otro profético dedazo de Madrid, como dicta la tradición de esta autonomía, Chaves desandaba sus flores, glorias, milagros y cenáculos, mientras la palabra más repetida era “emotivo”. Tuvo gracia que empezaran rotulando “nuevas caras en el Gobierno” sobre el primer plano de un Chaves que es la eternidad marmolizada. Al fin y al cabo, el tiempo es relativo y al portavoz Enrique Cervera los 19 años de reinado de Chaves sólo le parecían “una etapa”. Hasta el presentador se atascó la primera vez que tuvo que decir “ex presidente Chaves”. Con un fondo de paseos en bicicletas y juegos de petanca, la historia de Chaves tuvo luego tintes de biografía norcoreana: “Prudente, tímido, deportista, amante de la lectura, gran cinéfilo y algo despistado, Manuel Chaves, padre de dos hijos, es un hombre familiar que siente verdadera pasión por sus nietas...”. Sí, y tan familiar, sólo hay que recordar a sus hermanísimos... También en Canal Sur parecían huérfanos. A mí me gustaría celebrar que Andalucía ya no tiene padrecitos sino gobernantes, pero aún no es hora. Chaves se fue pero queda su herencia como el olor a tabaco y cuero que deja el padre en la casa. Todavía faltan muchos adioses.


Alegorías. En Semana Santa, ese roce de perlas y clavos, de sangre y borlas, siempre me suelo acordar de unas viejas e ingenuas láminas alegóricas de las dos Españas, de la época republicana, que vi hace mucho. Procesiones, flagelantes y hogueras de libros por un lado; minervas, mapas, compases y pergaminos extendidos por el otro. Como digo, división ingenua y exagerada, pero es cierto que en estos días me turban estampas de la España negra, supersticiosa y medieval, sobre todo en Andalucía. Me espeluznan esa lascivia del sufrimiento, esa estética de las llagas, esa religión de la madera, esos rezos a las amputaciones y tanta gente como con los ojos arrancados. Lo veo por televisión, en las pías retransmisiones de Canal Sur que hacen triunfo, folclore y pastelería de todo ello, y siento que nos atraparon en las mazmorras de los siglos. Esos legionarios con Cristo, esas cruces en llamas, esas viudas de Dios, esas espinas en nuestras manos, esa fe de los palitroques, esas noches de santos aquelarres por el pueblo... En Mira la vida veo que montan hasta un pase de modelos de mantillas y peinas. Las mujeres llevan vara de plata y los encajes de la muerte por el pelo. Son la alegoría de lo sombrío con su coquetería. Quizá, en el fondo, aquellas viejas láminas tenían algo de razón.


Agasajo. Parece que no podemos hacer nada aquí sin dejar claro nuestro catetismo tribal, ni siquiera un torneo de tenis. Con gran vergüenza, pude ver cómo en las noticias deportivas de Antena 3 nos ofrecían las imágenes de una cena con tablao flamenco a la que habían llevado a las participantes en el torneo de Andalucía de tenis femenino. Nuestras gitanillas de tapete sacaban a bailar a las tenistas rusas o americanas y era como esos agasajos de países exóticos, con collares de cocos y sesos de mono para los invitados. Aquí las modernidades siguen siendo excusa para terminar emborrachando y embrujando al guiri de muslos y crótalos. Tablaíllo y guitarreo, que no piensen las estrellas del tenis que han venido a cualquier sitio, sino al último refugio de las tribus descalzas y las manos que roban lunas. Recordarán ya siempre que Andalucía es ese lugar en el que después de jugar al tenis te raptan cíngaros o camelleros.

1 comentario:

yinyang mason dijo...

"Minervas, mapas, compases y pergaminos extendidos". Yo no haría una división tan radical, aunque sí te digo que también es verdad que el modelo de tratamiento de 'semana santa' es el de TV3, donde apenas se da.