27 de febrero de 2008

Somos Zapping 27/02/2008 (Especial campaña)

El duelo. El debate andaluz a cuatro lo dejamos para mañana, pero el del lunes fue una escenificación de toda la legislatura: reproches, cataclismos, fe y traiciones. Zapatero y Rajoy como su zapping de estos últimos años. Al menos, en el cara a cara que tendremos en Andalucía si no se raja el PSOE, Chaves y Arenas no podrán repetir los duelos de balcón a balcón del Parlamento porque, con Arenas fuera teledirigiendo, simplemente no los ha habido. De este debate hemos aprendido que un traje pequeño achica también en la pantalla, que leer siempre queda mal y si es como Rajoy, peor; que el pasado decepciona como recurso, que los salivazos no convencen salvo a la propia parroquia, que la actitud es tan importante como los argumentos y que cuando desvían la mirada de la cámara parecen niños intentando recordar la tabla de multiplicar. Pero tampoco le demos tanta importancia al duelo. Canal Sur no se la dio. A la hora en que España olía a pólvora en los salones, La Nuestra emitía el peñazo de Arrayán, y el informativo del mediodía de ayer abrió con la noticia de unos pollos asfixiados. Sí, no le demos tanta importancia. Quizá el personal hace mucho que eligió su trinchera.


Moderadores. Algo más que aprendimos el lunes fue que el moderador da igual aunque resulte ridículo. Manuel Campo Vidal empezó con un discurso propio como si hubiera ganado un Oscar. Se engoló de sitio y momento históricos como Chaves cada día y, con aquello de “éste es el primer debate del siglo XXI, de la era de la información”, se diría que seguía poniendo a jóvenes emprendedores a la pata coja, como en el programa que tenía en Canal Sur con hechuras de parchís. Aun así, un poco presidencial él mismo, achichonado de importancia, alguacilillo de algo quizá grande para él, nos demostró que esa pelea por el moderador nos la podemos ahorrar en Andalucía. Yo propongo que aquí sea Roberto Sánchez Benítez, el que pitufa en Tecnópolis, para que la ridiculez compense la gravedad de la cita y haya un peluche en la mesa que frene las ganas de sangre y los insultos, como ante un sobrinito.


La guerra de papá. En Dos Hermanas volvió la guerra de los antepasados, votar por los muertos y por los abuelos y por los padres, la venganza histórica en la que se basa Chaves contra un enemigo que le parece napoleónico. Chaves nos ve en un pasado de esclavos redimidos, pero estos discursos levíticos y como en el Sinaí lo hacen más antiguo que la derecha a la que tanto critica. El pasado es alimento para la mitología y para el odio, totalitarismos y fanatismos se han fundado y justificado en él una y otra vez. La política debe ser futuro y no un ajuste de cuentas que nunca se acaba, como si se debieran denarios. Por eso nunca me gustó ese afán apoyado por ley de remover muertos, rencores y melancolías, del que el otro día, por cierto, vi el ejemplo más estúpido que podía imaginar, cuando las noticias de Canal Sur pusieron al concurso Se llama copla como una muestra de “rescate de la memoria histórica”. Ahora llega el 28-F y de nuevo aprovecharán su épica revolucionaria, algo como “el PSOE guiando al pueblo” en plan Delacroix. Ayer mismo salió Zarrías yendo del aniversario a la “Andalucía más segura, más robusta y más dinámica”. Menos batallitas y fantasmas y más ganas, señores.

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