4 de febrero de 2008

Somos Zapping 03/02/2008

Se llama rejoneo. Era el siguiente paso, evidente y natural, en su preocupación por el futuro de la juventud y por el fomento de la Cultura así con sus capiteles de mayúsculas. Sí, porque después de Se llama copla, lo que faltaba aquí era una OT de toreros, y eso parece que anda haciendo o patrocinando Canal Sur con una especie de certamen de jóvenes rejoneadores. Tiene jurado, puntos, clasificaciones, gran final, y todo ello retransmitido con emoción, entusiasmo y redobles por Enrique Romero, piconero de estas cosas, en unos domingos retrohispánicos con ambiente de cucaña en el pueblo. Jacas y casacas son de nuevo la modernidad y el horizonte de Andalucía, el olor a establo vuelve a dar la talla de nuestra cultura y en él se regodean, gloriosos y rancios, los de siempre.


Debate con hándicap. Hablábamos el otro día de la “Andalucía de dulce” que proclamaban en una serie sobre glorias de la Autonomía y resulta que me encuentro en el programa del Wyoming a Chaves prometiendo enviarle mostachones a una reportera. Podría ser una nueva promesa electoral: mostachones para todos, junto al pack de ADSL de un mega... Pero lo interesante fue que la reportera era Usun Yoon, cuya misión consiste en quedarse con el personal haciéndose la tonta, que es una manera de evaluar las luces del que entrevista. Chaves le respondió ridículamente (sus contestaciones incoherentes merecieron varias veces risas enlatadas de fondo) y me di cuenta de que estoy deseando ver ese debate cara a cara con Arenas, aunque seguramente el PSOE no se atreverá. Eso sí, que el PP no le ponga pegas al campo ni a las condiciones. Arenas podría hasta aceptar a Tom Martín Benítez de moderador, e incluso consentir hablar con un polvorón en la boca, y ni así creo que eso influyera. Si Chaves no supo comprender, contrarrestar ni reaccionar ante Usun Yoon, Arenas no tiene de qué preocuparse. Y lo mismo Chaves le manda luego mostachones.


Cruzada. Las noticias de Canal Sur tuvieron el viernes muchos minutos de obispos y casullas, a raíz de las declaraciones que está haciendo la jerarquía católica, participando a hisopazos en la precampaña. La Iglesia metida en política, vaya novedad. Por eso el espanto del PSOE me parece idiota. La Iglesia enseñando como enaguas sus preferencias ideológicas, ¿a quién le puede sorprender esto? Lo que me sorprende a mí son otras cosas: que el PSOE se queje cuando estas exhibiciones, que ponen en marcha el voto del asco, le benefician; que la Iglesia crea que su cruzada se puede traducir electoralmente, cuando los que le hacen caso hace mucho que tienen enmarcada la papeleta para el 9-M; que el PP no pida a los obispos que dejen de “ayudarle” tanto a espantar al votante de centro y en vez de eso le presten de monaguillo a Gabriel Elorriaga... En fin, que en esta movida de sotanas, autos de fe y arremangamientos píos, sólo he visto coherentes y listos a los de Canal Sur, que haciendo retrospectivas de declaraciones o encíclicas católicas y aventando esas fumatas de incienso y pecadores que producen tanto repelús, ya le habrán comido otro cachito de centro al PP. Los demás no hacen más que torpear.


A mamarla. Han completado la toma del carnaval de Cádiz, con los concursantes de Se llama copla en los palcos como un escaparate de abanicos, con Modesto Barragán subiendo a las tablas sagradas del Falla en mitad de la actuación de una agrupación para recoger un falso pavo. Esto ya tiene dueño, se nota en el peloteo, en la sumisión, en lo que no dicen la letras o en lo que dicen con la boca muy chica. Ni una crítica a Chaves o a la Junta he escuchado. El carnaval de Cádiz está enjaulado. Nada de palos al poder, basta con los localismos, las pichas y los ridículos ajustes de cuentas entre autores, ésos a los que Canal Sur ha engordado tanto el ego plazoletero. Sólo la chirigota Los que van como Cádiz, que llamó “infierno de cobardes” a lo que presentan al pueblo esos autores, domesticados como no lo estuvieron ni en la dictadura, y La comparsa de Momo, la ganadora, que le dijo las verdades a Canal Sur en un pasodoble con cuchillas, parecía que seguían gastando cojones. El resto, a mamarla.

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