27 de diciembre de 2007

Somos Zapping 23/12/2007

Tengo un bache para usted. Era un formato novedoso y con morbo, eso de ver a los políticos como gladiadores o trapecistas ante las ganas y pedradas del pueblo, pero Tengo una pregunta para usted me ha ido decepcionando poco a poco. Primero, porque los políticos han ido aprendiendo de los que caían antes, y segundo, porque me he dado cuenta de que el personal tiene muy corta la mira, no suele abordar la raíz y la esencia de los asuntos, sino que va a su paguita y al bache de su pueblo, repitiéndose por cada carretera comarcal y cada juanete que sufren. Esto se llama incultura política, y me aburría soberanamente. Para cada pregunta del público, uno imaginaba siempre otra con más peso y con más sangre, pero casi nunca llegaba. Esta semana le tocó a Javier Arenas, que venía como entrenado en la dureza de las nieves, igual que Rocky Balboa, y comprobamos que se había preparado la lección, que se conocía hasta los baches de los que se quejaban y que puede ser convincente cuando se acerca al centro. Creo que esta vez no mencionó lo de las “personas normales”, ni se puso sacristanejo sosteniendo las faldas de los obispos y dorándoles las hostias, y eso ayuda. Así, en la moderación, y sin que se acerque demasiado por aquí la parejita de pádel que forman Acebes y Zaplana, todavía puede tener una oportunidad. De todas formas, visto que el pueblo preguntando es incapaz de pasar de su fontanería, uno lo que desearía es presenciar durante esta campaña un debate cara a cara entre Chaves y Arenas. Eso sí sería un combate de altura, y no este programa, que ha terminado en una junta de propietarios del bloque.

La gracia de la mierda. Hay largas familias andaluzas como circos enteros que están ocupando las tardes de María del Monte dando una especie de estampa franquista, bíblica y granjera, de salud y alegría reproductiva. Eso de que la felicidad está en la familia es muy de derechas, y sacar a tanto bisnieto de comunión, también. El conservadurismo de esta falsa progresía canalsureña ya no se puede negar. Pero aparte esto, demasiado a menudo ve uno en esta sección unas exhibiciones de analfabetismo y montunería que no sé si dan más pena o vergüenza. Si somos así, hacer espectáculo de ello es verdaderamente una lástima y una obscenidad. Si no somos así, es que están empecinados en que lo creamos, que no hay aquí más que esa “buena gente” que no sabe ni hablar ni comportarse y que a partir de ella debemos medir nuestra autenticidad. Claro que lo que me encontré no hace mucho fue ciertamente un caso extremo: la familia de Las Carlotas, entre otras varias y sonrojantes bajunerías y vulgaridades, contando que si los niños decían palabrotas les untaban la boca con mierda. Anda que se reían poco de la gracia. Pero más repulsión que la misma mierda me produce el que nuestra realidad se defina con la ordinariez y que sea un empeño de la televisión pública el que nos reconozcamos en ello con coros de risotadas.

Publicidad. No salgo del programa de María del Monte, musa montonera de esta columna. Tengo que confesar que, con toda la publicidad institucional que nos inyecta la Junta, verdeando sus maravillas, o el Gobierno, quitándonos las alegrías y los vicios, esta forma de propaganda no recuerdo haberla visto nunca tal cual. Vale, los presentadores nos han metido en el salón colchones, cuberterías o cuadros de ciervos, y los actores de las series no es raro que aparezcan en sus mismos decorados con yogures laxantes o consolas de dar saltitos. Pero... ¿anunciarnos así una ley? Pues sí. Estaba María del Monte con su pareja de viejitos cuando en la parte superior izquierda de la pantalla apareció de repente la palabra “publicidad” y, en vez de tintes o jalea real, la señora se puso a vendernos las bondades ¡de la nueva Ley de Dependencia! Extraño, sospechoso, pero en fin, nada que objetar salvo apuntar la maldad de que, dado el público del programa, pocos acertarían a leer la palabra “publicidad” y lo tomarían pues por una sincera opinión de la presentadora. Lo que uno agradecería es que eso de poner “publicidad” en una esquinita lo hicieran también en las noticias de Canal Sur o en Tecnópolis. Puestos a ser legales...

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