5 de noviembre de 2007

Somos Zapping 04/11/2007

Ejército verde. Ágatha Ruíz de la Prada se preguntaba si tenía que tirar de la cisterna, Adolfo Domínguez hablaba de los tejidos que hilaba Gandhi... El planeta, ya ven, está salvado. El movidón climático de Sevilla ha tenido ambiente de discoteca y temperatura de pabellón de testigos de Jehová. Con eso no sé si se hace un ejército verde, como decían los informativos, pero sí una party de película de Woody Allen llena de burgueses neuróticos. A mi escepticismo se ha sumado el rechazo por tanta propaganda, adocenamiento y mesianismo. Ya preparan como a vendedores de aspiradoras a los que van predicar esta moda convertida en verdad por el interés de los burócratas, el amarillismo de los medios y el medievalismo de muchos ecologistas. Será que tengo vocación de hereje, o simplemente que no me creo las cosas porque sí, pero yo no entiendo esta locura. No entiendo que el CO2 que produce el hombre en su actividad, insignificante al lado del que emiten todos los seres vivos, sea la causa de un cambio en el clima; ni que ese mínimo porcentaje de CO2 pueda influir más que las variaciones de la actividad solar; ni que se diga que la temperatura depende del nivel del CO2 cuando las curvas muestran que es el CO2 el que sigue a la temperatura, normal pues cambia su solubilidad; ni tampoco entiendo cómo hubo periodos mucho más cálidos que éste en la tierra cuando no existía actividad industrial (¡en la Edad de Bronce y en la Edad Media!). No entiendo, en fin, demasiadas cosas, y Al Gore y sus famosillos ni me lo explican ni me convencen. Aun así, en los informativos de Canal Sur, que le han dado al evento la cobertura y el tono de un concilio, hacían referencia a los “intereses que intentan esconder o minimizar este problema”. ¿Intereses o pulcritud intelectual? Pero ahí está la nueva religión que excita a modistos, escritores, faranduleros, cazasubvenciones, políticos y periodistas, todos como vegetarianos hipnotizados, y que hasta le arruina la vida al pobre primo de Rajoy. A mí no me gusta predicar. Utilicen sus luces. Vean la “verdad incómoda” de Gore y luego ese otro documental que anda rulando por Internet: La gran estafa del calentamiento global. Y juzguen.

Besapiés en la radio. El logo de Canal Sur le coronaba la calva a Chaves como las potencias de los cristos y pensé que aquello quedaba muy propio en el besapiés que le volvía a montar la radio andaluza. El cartelón de Canal Sur como una hornacina para el santo patrón, como el armiño de su majestad, mientras Tom Martín Benítez le hacía la entrevista como un gato que se le arrimaba a las piernas, o al menos así sonaba. Verlo (pusieron las imágenes, cómo no, en las noticias de La Nuestra) le daba al momento ese punto de desayuno o palanganeo en palacio que se pierde en la radio. Entre otras cosas, Chaves dio la fecha de las elecciones andaluzas, que es también la de las generales, y alabó a Gore llamándolo “líder del cambio climático”, como dándole la vuelta a su misión redentora. Pero no pude prestarle atención. Todo mi ser estaba ocupado sintiendo el inmenso asco de la servidumbre de los medios públicos ante el poder político.

Premio para la vergüenza. Parece que capitanean el espíritu de esta tierra con la pringá del puchero y quizá por eso les han dado un premio en las Jornadas Gastronómicas de Andalucía en Madrid. Concretamente, por “sus méritos como difusores de los valores andaluces”, según decían en las noticias de Canal Sur. Estamos hablando de César y Jorge Cadaval, o de esas croquetas que forman cuando se juntan y que se llaman Los Morancos. Así que Andalucía no sólo tiene ciertos valores propios, sino que curiosamente coinciden con esos valores de freiduría que ellos encarnan, toda esa mezcla de vocinglería, ignorancia y catetismo autosatisfecho, aderezada con bigotes de gambas, ferias de borracho, sobacos de vago y bufonería de retrete. Vaya colección de valores andaluces la de nuestros ínclitos embajadores, vaya modelo de lo andaluz el que difunden Antonia y Omaíta a base de analfabetismo, chillidos, babucheo y regüeldos. Mucha indignación cuando Vidal-Quadras se mete con Blas Infante, y aquí dando premios a quienes sólo nos hacen sentir vergüenza y pena.

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