11 de diciembre de 2006

Somos Zapping 3/12/2006

Que vuelvan las Mamachicho. En las tardes en que la televisión pone sus bragas sobre almohadones, veo algo así como la hospitalización o la agrimensura de los polvos, humedades y apretones de culo de varias rubias que parecen la misma. Una sevillana de algún Gran Hermano, otra con pinta de espía con ladillas… Las preguntas que les hacen siempre son si se acostaron o se calentaron con tales o cuales chulimindundis del gremio. El invento no es nuevo, pero sí la insistencia, la repetición, la insignificancia de la tropa y ese apuntar a sus bajos con precio puesto. En Antena 3 lo llaman polígrafo, en Telecinco detector, y en el simpático e imprescindible Sé lo que hicisteis la última semana, Patricia Conde propone llamarlo “pillamentiras”. Es el último gadget que está electrificando los ojetes de esta gentucilla impulsada a la fama por la ambición de las cadenas y que hace que, de repente, las Mamachicho me parezcan un tierno recuerdo, una frutería inocente. Durante esos poligráficos empompamientos concluí que la televisión había tocado fondo definitivamente, pero pronto me di cuenta de que podía ser peor. Bastó ver al campeón del periodismo de los pelos de picha, Jorge Javier Vázquez, erigirse en defensor de la libertad de expresión y en víctima de la “censura”. Y es que un juez de Jerez había prohibido cautelarmente la emisión de uno de esos reportajillos que hacen ellos rebuscando tropezones en los orinales de la gente, esta vez alrededor de El Pescaílla y de un supuesto hijo suyo (noten la trascendencia periodística del tema). Todo por una menudencia como ver indicios de vulneración del derecho a la intimidad, fíjense. “Yo no corrí delante de los grises, pero podré contar que una vez me prohibieron la emisión de un documental”, decía el tomatero, atacado de martirologio. Ver a estos rebañadores de flujos llamar documental a un remirar braguetas y apelar a la libertad de información para exhumar mierdas y rebabas pisoteando derechos fundamentales, superó toda mis escalas. Entre el grosero alineamiento con el poder político de la prensa seria y los hurones de rajas como este Jorge Javier Vázquez capitaneando la televisión basura como libertarismo, vamos hacia el último estertor de la dignidad del periodismo. Las Mamachicho se me aparecen ahora puras como madonnas con un pecho fuera. Que vuelvan. Con ellas, la televisión olía quizá todavía un poco a cereza. Ahora, sólo huele a desatascador.

Las ganancias del horror. Esos machos españoles de vino y correa, que creen que las hembras son suyas como unas botas… En la televisión parecen noticias de un lobo, pero son mujeres las que están siendo asesinadas, cada día, mientras nos cuentan que hay buenas leyes y policías atentos y políticos atareados. No cesa este horror y en el día contra la “violencia de género”, que yo llamo violencia machista sin más, otra mujer de Sevilla ocupaba en los informativos el espacio pequeño de su ataúd y de su número. La víctima 62, decían, como si contaran los goles de un delantero. Veo en La 2 una tertulia que se pregunta si las leyes son suficientes para terminar con esta lacra, y yo lo que me pregunto, estupefacto ante tanta simplicidad, es si las leyes han acabado acaso alguna vez, por sí mismas, con el asesinato, el robo o la corrupción. Por eso recuerdo con vergüenza, con asco, cómo esta tragedia se ha utilizado como propaganda, cómo desalmados han frivolizado con estas muertes siempre calientes para su saca política. Sí, recuerdo aquel día en que se glorificaba el Estatuto andaluz en el falso debate de Mejor lo hablamos y fueron capaces de sobreimpresionar esta insultante frase: “¿Acabará el nuevo Estatuto con la violencia de género?”. Acabará o no, pero lo cierto es que ya hay quien ha tenido la mala sangre de apuntarse éxitos y ganancias, mientras las mujeres siguen cayendo con los hijos en los brazos.

Autopremio. No es que el programita sea mejor ni peor, apenas unos escolares de excursión por museos y zoológicos, poco para llamarlo informativo juvenil en todo caso. No, es por esa inelegancia de los autopremios. Acerca-T ha conseguido el Premio Andalucía de periodismo en un círculo en la que la Junta se convoca y se condecora a través de su televisión. Premios a sus propios programas, igual que a sus propios periodistas. Para que el dinero público no deje de revertirles en propaganda.

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