6 de noviembre de 2006

Somos Zapping 5/11/2006

El Verbo del Estatuto. Con cócteles como fuentes, con políticos de piñata, con orfeones de micrófonos, con periodistas de barandilla, el Estatuto era un transatlántico iluminado llenando la televisión andaluza. Ese texto pastoso, grandilocuente, geomorfológico, agramático, plumífero, achampanado, nos va a salvar de todo sin más que cantarse a sí mismo y Canal Sur se derretía en otro día histórico. Puedo imaginar sin dificultad dos palabras (“listas abiertas”) que harían por la Democracia y por el progreso mucho más que ese largo trenecito de esencias clorofílicas, derechos que ya hay y regalos por venir que han enganchado los políticos. Pero no, la política nos tira a la cabeza más letras que ganas, nos regala como collares unas subordinadas mal escritas y ese día histórico, plantado igual que un obelisco, lo que significa es que nuestra clase dirigente tiene una nueva canción de moda con la que seguirán haciendo lo de siempre, pero ahora más agotados y heroicos. Sí, me abate el escepticismo, que es lo que da el resabiamiento de una política hecha marketing, floricultura y comida para los pececillos que somos los ciudadanos. Una fiesta sin bragas, un sol de borracho, una exposición de platería y una política de manguera es lo que veía yo en la celebración, en la complacencia, en el júbilo salvífico del Estatuto esparcido por la televisión autonómica. Un jolgorio de todos los géneros igualados, de todos los enfermos curados, de todos panes multiplicados, de todos los prados refrescados, de todos los niños informatizados. El Verbo del Estatuto los creaba al nombrarlos y eso es una nueva religión más que una nueva certeza.

Corro de unanimidades. Ya no es suficiente ver guapa a Mariló Montero, vestida de maga o de cortina. Mejor lo hablamos tiene unos programas de peluquería y otros de publirreportaje que ya no se aguantan ni aunque unas cejas de morena nos los adornen como abanicos. En sus días de peluquería, debaten sobre si vivimos por encima de nuestras posibilidades o si los gays pueden adoptar niños; en los de publirreportaje, se ponen las gafas de la Junta abombando Andalucía. En cualquiera de los dos casos, es insoportable. El otro día tocó publirreportaje, la enumeración de las bondades sociales del Estatuto como el recitado de unos afluentes. Periodistas de la casa, un miembro (o miembra) de ese órgano subrayador que es el Consejo Consultivo, varios convencidos de la profecía estatutaria, beneficiarios de su áurea lluvia y hasta un investigador de células madre. Ni una voz crítica. Un debate sin debate, un corro de unanimidades. Sólo el investigador dijo que a las células madres todavía le están buscando las patitas y que hace falta más desarrollo y financiación que otra cosa. “¿Por qué estamos en la vanguardia?”, preguntaba tendenciosamente Mariló Montero. “¿Acabará el Estatuto con la violencia de género?”, sobreimpresionaban en la pantalla. Y si la conversación se salía mínimamente de esta melaza, la moderadora levantaba las manos para clamar que “no queremos hablar de la política, queremos hablar de los aspectos sociales”. Mujer, claro, ¿cómo hablar de política en un debate sobre el Estatuto? Así, se mencionó a un Lorca que podría proclamar ahora sin miedo su “amor oscuro”, salieron enfermitas que serán curadas por imposición de manos Chaves y pusieron el doloroso vídeo de Michael J. Fox para demostrar que “mientras estamos en la vanguardia, en otros países se suplica” (Mariló Montero dixit). Y por supuesto, en la calle estaban interesadísimos e identificadísimos con el Estatuto. Todo lo salvaba este texto mágico, moribundos, bosques, escolares, gays, hambres y pronombres, en un debate que era sólo una reverencia.

Truco subliminal. Qué imagen, que breve metáfora significando tanto. El truco, la manipulación, la mano que cambia algo que parece intrascendente pero que no debe serlo para éstos que lo miden todo. En Mejor lo hablamos entrevistaban a María del Mar Moreno y, de un plano a otro, ¡vimos cómo su lunar cambiaba de lado de la cara! Habían simulado dos planos montando una imagen especular del único que tenían. ¿Para qué? ¿Qué enseñanza subliminal querían transmitir? ¿Un Estatuto a derecha y a izquierda? Qué no harán los trileros de Canal Sur si son capaces de gastar tiempo y cintas en esta desconcertante pequeñez.

1 comentario:

Más claro, agua dijo...

Quiero defender a Mariló Montero y a su programa:

Si Antena 3 tiene a Buenafuente y Cuatro a Eva Hache, La Nuestra tiene a Mariló Montero. "Mejor lo hablamos... y nos partimos de risa" es un gran programa de humor.

Claro que no estaría de más que Canal Sur pensase en programar algún que otro programa de debate en su parrilla...